viernes, 1 de marzo de 2024

El grito de la ira


 

Despertó el fantasma del encono y penetró en las venas como ascua incandescente.

Sucumbió el encanto en un segundo, en el tiempo que duró el grito de la ira.

La herida de la sangre goteó con un gorjeo silencioso,

como el aliento que se escapa por las rendijas de las entrañas y muere sin salir de los labios.

 

R. B.


 

jueves, 18 de julio de 2019

Utopía



Jugamos con las letras del abecedario
y ardimos en el fuego inimaginable de la palabra
ebrios de espuma y sal.

Fuiste hechizo en las noches inhóspitas de mis desvelos
clavando un puñal en mis tercos ideales
al profanar el templo de mi júbilo.

Fui cera derretida en el manantial
de tu boca de miel, dulce veneno
que profundo  bebía con fruición. 

Pasé del absoluto discernimiento al desatino y la locura
pero un adiós sin palabras nos separó del libre albedrío
y el fuego se apagó, como se apaga
el canto de los ríos y las fuentes.

Mas, quedaron  rescoldos
que avivo cada noche cuando te siento tan mío
y me cubres con mantos de utopía.


La noche y el día


 La noche se llena de pájaros negros con graznidos de acero
y me desgarro  en mil pedazos,
en mil trozos de vidrios mis ojos,
en llamadas de angustia y llanto mi boca.

Imploro a Morfeo y a los Dioses del Olimpo
pero nadie escucha mis ruegos.
Las pesadillas torturan mi descanso,
y escribo y escribo y  escribo...

Y entonces miro en mi interior
y las dudas me asaltan sin piedad.
¿He vivido en el templo de los justos,
o por el contrario repartí  injusticias por doquier?

En mi lóbrego desvelo  pienso en ti,
en vosotros , en nosotros,  en la herencia que os dejo.

Un racimo de versos engarzados con abrojos y oropel,
unas gotas de mi sangre,
un desgarro  de mi corazón,
un recuerdo lejano de quién soy, y quién fui,
mil razones sin razones,
y lo más importante… el libre albedrío.

Se diluyen las sombras
y un rayo de sol hiere los cristales de mi ventana.
El arcoíris se revela en todo su esplendor,
y un mirlo blanco  entonando la melodía de los justos  surca el infinito,
y vuela y vuela y vuela…

Sal y escarcha



En sueños me adentré en el mar devorador de infortunios
y me arrastraron las gigantescas olas
que me guiaron a los brazos de lo eterno.

Un grito desgarrador de tu boca me atrajo a la orilla
en la cual esperabas con los brazos en cruz
y un astro fulgiendo en tu pecho.
Me rompí entre las olas mordiendo la arena que invadía mi garganta
sin piedad.

No queriendo romper el silencio
que martirizaba mi aflicción,
esperé, esperé tus palabras de consuelo,
pero desperté con la sal en mis ojos
y un puñal de escarcha clavado en la lengua.  


Libre de culpas



No pasará una luna sin que el deseo de ti
rompa el tributo de la espera.
La desnudez de la vida me advirtió de lo imposible, pero mis oídos se negaron a la cordura.

Nunca sabrás si la llegada del ángelus cubrió de hielo las horas de mi ocaso
ni sabrás nunca si se rompió el vidrio que separaba la orfandad de mis noches, de mis gemidos silenciosos.

El tiempo ha cubierto de moho las alas de mi inconsciente y el perdón de mi culpa.

Jamás se abrirán mis labios para rogar un encuentro en el camino clausurado entre los dos.
La distancia puso ante nosotros un espacio insalvable,
y un recorrido imposible de simiente verdecida.
Y el olvido se apoderó de mis sueños, y mis ansias de tenerte junto a mí.

Las flores deshojadas por el otoño nefasto,
cubrieron la cima de la montaña,
germinando en arcoíris y lluvia descompensada,
hiriendo la tregua que pacté sin el permiso de los dioses.

Libre de culpas romperé el silencio de mis labios resecos,
y tú, preso por la ignorancia verás pasar las horas sin mover las fichas
que nos llevarían a la cumbre del éxtasis.



sábado, 6 de julio de 2019

Nada por decir


Cuando nada me queda por decir,
mi vida es como un sorbo de nostalgia,
barrunto entre zarzales invenciones,
recorro laberintos insensatos
y aparto el musgo gris de mi arcoíris,
que araña sin piedad y sin conciencia
los tristes surcos del discernimiento.
Y cuando el tiempo aquieta ya mi voz
y mis huesos se inundan de ceniza,
mi voluntad se escancia de vigores,
ya no queda lugar para el asombro.
Cuando nada me queda por decir,
se escapan mariposas de mis dedos
elevando su vuelo sin destino.

martes, 21 de mayo de 2019

El payaso


Él no conoce el fracaso
se viste con desaliño,
para que disfrute el niño
el  alma entrega el  payaso.
A las puerta del ocaso
va espaciando sus sonrisas.
Con pisadas imprecisas
actúa todas las noches
saliendo a poner el broche
entre lágrimas y risas.


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