Quietud de sombra, alumbra la mañana
que no quiero perderme en el camino.
En tu seno presiento mi destino,
vergel de sueño, ¡tierra astigitana!
Quisiera ser abono en tu besana,
hebras de sol, ceniza o pergamino,
álamo blanco, frío matutino
y epígrafe de lápida ecijana.
¿ Descansarán mis restos en tu suelo
cuando mi tiempo se haya detenido?
¿Qué torre me dará la despedida?
¿Serán once campanas las que en duelo
resuenen por mi aliento ya vencido?
¡Tal vez ninguna… anuncie mi partida!
De "La cruz del verbo"
R. Bersabé
No hay comentarios:
Publicar un comentario