Hoy la tierra despide olor a lluvia,
y una tupida alfombra de hojas ocres
que saben a laurel y a limonero,
crujen bajo pisadas inseguras
de unos pies fatigados por los años.
El tronco perfumado del olivo,
se encorva por el peso de su fruto
que reverdece fiel en su pujanza
y unos dedos mimosos lo acarician.
Golondrinas rezagadas se alejan
en un desesperado batir de alas,
las ve alejarse por el horizonte,
y de sus ojos brota la tristeza
igual se fue ella, en una tarde gris,
calladamente, apenas un suspiro
y aquel ángel perdió todo fulgor.
¡Al final separaron sus caminos!
Y por los surcos de su cara corren
llantos, amargos como la aceituna.
El tiempo va pasando lentamente,
y en las primeras lluvias de la tarde,
angustiada se escucha una plegaria.
¡Esperanza… qué solo me dejaste!
¡Ay! ¡Señor, pronto… llévame con ella!
R. Bersabé
No hay comentarios:
Publicar un comentario