Desde mi balcón se ve el firmamento.
Esta noche está nublado y la luna se asoma entre las
nubes
con su melena de escarcha al viento.
Nunca la vi tan hermosa.
La llamo una y mil veces, Luna, luna, luna…
pero ella no me hace caso porque sabe que le preguntaré
por la niña de nieve.
Sabe que mis lágrimas empañarán el cristalino de mis ojos
y no podré ver la cuna de plata que mecen las libélulas.
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