Relámpagos de celos obstinados
furiosos por mi cuerpo van corriendo
y en mi pecho cual potros desbocados
espinos de zarzales van tejiendo.
Hoguera que no
apaga ni tus besos
ni tus manos colmadas de ternura
ni tus ojos repletos de embelesos,
nada calma mi furia y mi locura.
Que malitos son estos celos míos
que no me dejan disfrutar tu amor
quién pudiera curar mis desvaríos.
Quién lograra sanarme de este mal,
quién pudiera calmarme este dolor
y arrancarme del pecho este puñal.
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