Largamente has demostrado
el amor que me ofreciste
siempre te querré,
-dijiste-
y aún estás a mi lado.
50 años me has dado
de amor y felicidad.
Eres mi única verdad
quien me da consejos
sabios
y quien me besa los labios
aún vencida la edad.
En mi jardín venturoso,
Tú, sembraste la simiente
y desarrolló en mi vientre
lo más sagrado y hermoso.
Y, amanecí, amado esposo,
de ventura concebida,
tu siembra fue bendecida
con lo más grande del
mundo
lo más bello y más
profundo
lo que más quiero en la
vida.
Son cuatro RAMOS de flores
que a su vez han germinado
y que nos han inundado
con sus bellos
resplandores.
Arcoíris de colores
fuentes de mi poesía.
Nos regalan cada día
con ojos de caramelos
la dicha de ser abuelos
colmándonos de alegría.
Vencimos las tentaciones
y también el desengaño
juntos vencimos el daño
y gozamos bendiciones.
Y en todas las estaciones
por las que hemos pasado
nunca nos han separado,
el sol, la lluvia o el
frío,
yo soy tuya y tú eres mío,
amén, por siempre… mi
amado.
Hoy las gracias quiero
darte
por todo lo que me diste.
¡Por lo feliz que me
hiciste
no puedo más que alabarte!
Hoy quiero, amor,
demostrarte
que tú eres mi vida entera,
mi sol, mi agua y mi
hoguera,
la razón de mi vivir
y nada podrá impedir
que con el alma te quiera.
30 de de diciembre de 2013
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