Llevo tus
besos, niño,
entre mis
labios
y en las
manos la cruz
de mi
rosario.
Las
cuentas son de oro
la cruz
de plata
y tus
besos amargos
como
retama.
Y cada noche
rezo
para que
vuelvas
y cuanto
más te quiero
tú más te
alejas.
Te aguardo
en mi jardín
ay,
jardinero,
para
regar mis flores
con tus
te quiero.
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