Silencio, no digas nada
que las arpías te acechan
para roer tus entrañas
y darte muerte certera.
Silencio, calla tu impulso
nunca digas lo que piensas
que la maldad es veneno
que te morderá la lengua.
Qué pena, que pena tienes
no queda sangre en tus venas
que te desangró la víbora
que te inoculó gangrena.
Te está asfixiando el silencio
nunca serás ya quien eras
y te mueres poco a poco
de callarte tanta pena
Llevas clavado un puñal
que te hiere y te atormenta
de tanto y tanto silencio
que te hunde y te encarcela.
Qué silencio tan amargo
ya se acabaron tus fuerzas
tu garganta es un quejido
que de tristeza se quiebra.